martes, 22 de febrero de 2011

Roma

Vino por sorpresa, como la mayoría de las cosas, pero se sabía de antemano que iba a ser una sorpresa inolvidable. Inolvidable, que palabra tan subjetiva, todo es inolvidable dos días después de que haya pasado, un mes e incluso los más privilegiados un año. Nos quedamos con pedacitos de todo el puzzle, tan
solo pedazos, imágenes, frases o acciones que  nos chocaron, nos impresionaron o nos hicieron mucho daño. Todos tenemos de esos "pedacitos" en la memoria y por eso, sé que dentro de un año, no me acordaré de los nombres de los aeropuertos de Roma (ciampino y fuimicino) ni cuantas escaleras hay para subir a la cúpula, ni cada domus, o ruina tan perfectas ellas. Por eso he hecho muchas fotos, a las cuales he pensado poner títulos para que aunque no sea lo mismo, yo tendré el nombre de todas esas cosas y cuando vea las fotos más adelante, diga: si mira, esto es el teatro de la ópera, esto es la tumba de Juan Pablo II , etc.

Lo mejor de todo sin duda fue esa sensación de pureza, agarrada de su mano, en medio de millones de extraños enamorados o no que ni siquiera te miraban, ni te conocian , ni pensaban.. Lo mejor es olvidar aunque en esos mejores momentos es cuando menos lo puedes hacer.





















GRACIAS

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